BALCÓN CON TAZA DE TÉ
CALIENTE ENTRE LAS MANOS
Norberto García
Hernanz
Recortes de un corazón
herido por la esperanza
Matías Escalera Cordero
Huerga & Fierro
Buenas tardes y
bienvenidos a la presentación en Segovia del poemario Recortes de
un corazón herido por la esperanza.
Muchas gracias a la
librería Intempestivos por hacer posible la celebración de este
acto, así como a quienes os habéis acercado a conocer al autor de
la obra, Matías Escalera Cordero, que ha viajado desde Alcalá de
Henares, para compartirla y comentarla con nosotros.
A él le agradezco
también, el trato amable que siempre me ha dispensado y el confiarme
la redacción de estas palabras introductorias.
Antes de entrar de lleno
en la presentación del libro, será bueno que os haga partícipes de
la amplia trayectoria profesional, social y literaria que Matías
Escalera viene desarrollando desde hace años.
Él, es un profesor de
Lengua y Literatura, que siempre ha mostrado gran interés por los
problemas nacionales e internacionales de carácter social y
educativo, lo que le ha incitado a desarrollar una activa militancia
política y a adquirir un profundo compromiso con los movimientos de
ayuda a colectivos humanos agraviados y desfavorecidos.
Esa actitud, se ha visto
reflejada a su vez, en un amplio quehacer creativo literario, que
abarca las modalidades de ensayo, teatro, novela, critica literaria y
poesía, siendo en esta última actividad, reconocido como poeta
dentro del movimiento de la “Poesía de la conciencia crítica”,
denominación con la que se alude a poéticas que practican una
oposición al capitalismo en su fase global y postmoderna.
Han sido sus poemarios
anteriores Grito y realidad (Baile del Sol 2008), Pero no
islas (Germania 2009), Versos de invierno (para un verano
sin fin) (Amargord 2014) y Del amor (de los amos) y del poder (de
los esclavos) (Amargord 2016).
Además del poemario que
presentamos hoy, se ha publicado recientemente una antología
bilingüe (castellano-inglesa) de su obra, titulada Poemas del
tiempo y del delirio ( Ed. Artepoética).
Ante tal bagaje
intelectual y teniendo en cuenta que Matías Escalera ya ha hecho
varias presentaciones de su último poemario Recortes de un
corazón herido por la esperanza, (Huerga & Fierro 2019) no
es mi objetivo hacer un sesudo estudio de la evolución creativa del
autor, a través de sus textos pretéritos, algo que por otra parte
podremos encontrar en la Red (Internet) y en artículos de crítica
literaria, sino acercarme al poemario en cuestión, de una manera
informal, humana y directa, que permita conectar mejor al público
asistente, con estos poemas dinámicos, actuales e introspectivos que
hoy presentamos.
Por eso evitaré
referencias a la temporalización, estructura y construcción del
poemario, para centrarme en ciertos detalles llamativos, que nos
motiven a adquirir el libro, para así luego reflexionar, en una
lectura íntima y privada, sobre aquello que el autor nos quiere
proporcionar como tema de especulación y debate.
Y es que antes incluso
de abrir el poemario, tenemos ya una primera reflexión que hacer,
cuando leemos en la portada, “Recortes de un corazón herido”
pues mientras especulamos de
quién será el corazón del que se habla, observamos en letra mucho
más pequeña el final del título: “por la esperanza”,
algo que nos avisa de que, además de una víscera damnificada, (como
metáfora del sentimiento de un ser humano que sufre una decepción),
hay un expreso deseo por parte del autor, de dar a conocer al
culpable de tal lesión, es decir: la citada esperanza.
Matias
Escalera, aún en letra pequeña, quiere, desde el principio, que
sepamos la causa del dolor y de la decepción que sentirá quien, a
corto o largo plazo, ponga sus expectativas en los demás y en el
mundo que le rodea.
Es
decir, aunque hay un corazón herido por las experiencias vitales,
como resultado del proceso natural de vivir y convivir con nuestros
semejantes y de confiar en salvaciones o redenciones futuras, la
novedad es que el poeta, partiendo de esa herida, es capaz de darle a
ella un papel secundario, para hacer protagonista a la esperanza que
puso en su momento, al servicio de aquello en lo que creyó, como
motor de su felicidad y realización humana.
Vosotros,
lectores, a partir de un hecho consumado que se os da en el título
de la obra, tendréis que discernir, posteriormente, hasta qué punto
el autor está enteramente convencido de sus asertos:
“No hay
esperanza, no hay esperanza, reconocedlo al fin”, “Soñáis, pero
los sueños no se cumplen” “El canto no os consolará, tampoco el
grito”.
o por el contrario, si alberga resquicios en sus consideraciones, por
donde dicha esperanza pueda rehabilitarse de algún modo y volver a
respirar:
“Cuando la
esperanza se bate en retirada, todo sucede así (antes de la luz) Con
extrema sencillez... Contra toda esperanza el ahogado se levanta en
la playa, se sacude las olas, se sacude la muerte.... Contra toda
esperanza el amor de los amantes no se ha extinguido aún.... y tú y
yo consumamos el canto de los seres que esperan”.
Conoceréis
también de la mano de Matias Escalera, como cabría suponer, dado su
compromiso racional con lo humano, que el tipo de esperanza del que
aquí se habla, no es el simplista de las aspiraciones mundanas a
corto plazo: “Si la esperanza solo está en tu
piel...si la esperanza es solo tus besos... si la esperanza se
esconde solo en tus muslos... Entonces No hay esperanza ninguna: amor
mío...”
Y
metidos de lleno en ese debate dialéctico entre esperanza,
desesperanza y posicionamientos personales ante el sentido o no de la
vida, avanzaremos transitando diferentes perspectivas que el autor
nos propone, siempre con el mismo eje de referencia.
Encontraremos poemas que nos hablarán de cómo gestionaron en su
tiempo la esperanza otros pensadores, activistas, habitantes de
distintos países, según épocas, según circunstancias y nos
daremos cuenta de que el autor, además de ir contrastando o
completando su pensamiento personal con el de esos diferentes
personajes, se irá desdoblando él mismo, para adquiriendo distintas
voces en su discurso (dice él, dice ella, dice el ángel,...)
invitándonos, pienso, a tomar partido, a ser nosotros, poetas
también y a decantarnos por ver el vaso medio lleno o medio vacío
en lo referente al tema central del poemario.
También
hay un largo poema: La
balada de los gilipollas... en
el que, si os ocurre como a mí al leerlo, no llegaréis a discernir
si, según el autor, es mejor tener esperanzas o no tenerlas, es
mejor hacerse el tonto o ser tonto, si compensa o no ser un idiota
consciente, o si ser un idiota inconsciente es lo ideal para alcanzar
la felicidad. ¿Existen en el fondo los gilipollas o todos somos
gilipollas? También ahí tendremos tema de reflexión como veréis.
Y por no extenderme en exceso y dar paso cuanto antes a la lectura
de los poemas, haré una consideración final como resumen de todo el
sentimiento que me ha transmitido la lectura del libro.
Diré que en el fondo de un discurso quizá un tanto pesimista, he
vislumbrado a un poeta que quiere, sobre todo, compartir y contrastar
con los lectores sus soliloquios personales, como buscando
connivencia y apoyo a esa soledad intelectual que supone, en
definitiva, hacer ciertas introspecciones filosóficas sobre la vida.
Por eso sus aclaraciones finales, por eso el hacernos partícipes
de su visión del mundo desde las preguntas que a todos nos rondan
alguna vez en la cabeza.
¿Cómo es posible que seamos tan parecidos los humanos y a la vez
tengamos conceptos tan distintos de lo que es justo o injusto, de
aquello que mantiene nuestra esperanza y lo que habitualmente tanto
nos desespera?
¿Cómo es posible que ante el fenómeno vital, al que todos tenemos
acceso, mostremos tan diferentes capacidades de emoción y asombro?
Yo particularmente, Matías, puedo decirte que en la lectura de tu
poemario, por si de algo sirve, sí he sentido como tú, el paisaje
ante el cual, con una taza de té caliente entre las manos, en ese
balcón, realizas esas reflexiones, en el convencimiento de que es
este presente, este pulso vivo el que, sin esperar a mañana, debe
darnos pistas sobre qué pueda ser la auténtica esperanza, sea la
susodicha esperanza lo que en el fondo quiera ella o no quiera ser.
Muchas gracias.
Norberto
García Hernanz