viernes, 30 de abril de 2021

Manuel de la Fuente Vidal

 SOBRE EL CONTINUO CONFLICTO DEL AMOR Y EL ODIO


¡HALLELUJA! -  Manuel de la Fuente Vidal  (Ed. Los libros del Mississippi)


 No podríamos estar aquí, tras siglos de supervivencia y exterminio, sin el odio; ni sería posible relatar la historia sin entender como el amor ha movido los hilos del entramado vital que al ser humano atañe.

Lo que pareciera fácil de separar, dado el antagonismo de los dos conceptos -la oposición visceral entre Tánatos y Eros- se convierte en imposible empresa, dada la superposición de ideas que a ambos alimentan.

Es ese paso escaso, tan cacareado, que existe entre amor y odio, el que hace compleja la batalla que les enfrenta y es ese el que el autor de ¡Hallelujah! quisiera agigantar, a la vez que reconoce las dificultades que tal empresa entraña.

Para expresar mejor lo que quiere transmitir Manuel de la Fuente Vidal en su libro, ha decidido utilizar un nexo bíblico. Y es que no habría mejor escenario para desarrollar en él la connivencia y complicidad existente entre el odio y el amor, ya que los textos sagrados han prestado innumerables ejemplos a quienes investigan cómo lo divino usa la violencia para alcanzar la pureza pretendida que el alma humana cree necesitar, para lograr sus catárticos objetivos y hacer imperar sus leyes divinas.

El poemario está expresamente dividido en esos dos apartados, Amor y Odio, sin que como digo, pueda lograrse enteramente la pretendida división, pero manteniendo suficientemente las diferencias para que el lector tenga claras las referencias a uno y otro concepto.

El modo en que el autor ha decidido hacer desfilar personajes, tensiones, batallas e ironías del contrasentido permanente de lo humano, siendo poético, no se atiene al clásico trasunto versificado, sino que alimenta la tensión de lo expresado, en un continuo desarrollo textual, que nos demuestra que la poesía para serlo, no tiene por qué ceñirse a unas pautas preestablecidas.

En ningún momento pues, puede confundirse con un relato prosaico el discurrir de los poemas, sino al contrario, ya que resaltan aún más en su discurso, la musicalidad y lenguaje poético a los que muchos otros poemarios quisieran aspirar.

Cantemos pues con Manuel de la Fuente Vidal un ¡Hallelujah! a la desaparición del sinsentido que sin solución parace ir con nosotros, con todas las civilizaciones, con la condición humana por los siglos de los siglos y vayamos entresacando en la lectura, de su mano, todo lo que cada uno tenemos de aquellos que nos precedieron en la búsqueda de la pureza, de la santidad, de la bondad, así como lo que nos impide desterrar el odio, la parte inhumana del ser humano que repudiamos y a la vez con frecuencia nos identifica.

¡Disfrutemos de su lectura!

                                                                   Norberto García Hernanz




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